La estrella que no quiso brillar

Este post, surge de dos escritos que me llenaron el alma.

El primero, de Carolina Vázquez, que, desde Inverness, Escocia, nos plantea algo fantástico, la idea del segundo violín:

“Mi hija quiere ser Segundo Violín. No primero, ni solista, ella lo que quiere es tocar tranquila en un segundo plano, porque eso la hace feliz. Pero el mundo está hecho para los que quieren ser famosos, para los que sueñan con ser los primeros.

En el Colegio se premia a quienes levantan la mano, exhiben sus logros, y se sienten cómodos siendo el centro de atención. En la Universidad, se premia a quienes dan su opinión, a los que no se mueren de angustia ante la posibilidad de exponerse en público.

En el mercado laboral, se premia a los que alzan su voz por encima de los que hablan bajito, aunque aquellos no digan nada nuevo. Para ese mundo, convertirse en segundo violín de una orquesta no es lo que una niña debería querer ser de mayor. Pero el problema no es de ella, sino de ese mundo.

Porque la maravilla de una sinfonía solo es posible gracias a los que sueñan con ser segundos violines. Ese mundo está mal, y no lo sabe. Aún.”

Y el segundo, un post de Antonio Cancino: https://www.linkedin.com/posts/antoniocu_saludmental-activity-6966430370833592320-dCO4/?utm_source=share&utm_medium=member_ios) que habla de manera increíble de la carrera de Carlos Vela.

Y es que el mensaje no podría ser más potente ni mas claro, hay que anteponer nuestra felicidad a las expectativas de los demás.

Eso empieza con cada uno de nosotros. En todos los aspectos de nuestra vida. Todos los días de nuestra vida.

Nuestra generación (al menos la mía) ha estado consistentemente programada con un plan muy claro:

Estudia una carrera, para que consigas un trabajo y generes experiencia, para que luego hagas una maestría, que te permita tener una mejor posición corporativa, para que puedas trabajar 12 horas diarias y un día retirarte (repetir durante varias generaciones)

Cualquiera que se aleje de ese camino, fracasó. No pudo, o no supo, como hacerlo. Desperdició su potencial. Tiró su carrera a la basura. No tuvo lo que se necesitaba para ser exitoso.

Y no solo aplica para el mundo corporativo tradicional. Aplica en TODOS los aspectos y sentidos.

Si fundaste una empresa, TIENES que ser el siguiente unicornio. 18 horas de trabajo persiguiendo “the next big thing”.  Si decidiste practicar algún deporte, tienes que ser el MEJOR. Si eres Mamá, tienes que ser PERFECTA en todo.

Y yo me pregunto, como bien dice Antonio: ¿Hasta cuándo es suficiente? ¿Por qué me pongo metras de otros? ¿Por qué no me pongo metas que me hagan feliz y me den paz?

Ese, es el camino que nos llevará a encontrar nuestra felicidad. Es a través de ignorar lo que los demás quieren y esperan. Es priorizar nuestra salud mental. Es priorizarnos a nosotros.

Es quitarles el poder a los demás y regresarlo a nosotros mismos. Y ojo, que no es lo mismo que conformarse con la mediocridad, con hacer las cosas a medias tintas. Pero es hacerlo pensando en lo que nos hace felices a nosotros.

Platicaba con un buen amigo que me dio un dato espeluznante:

“La salud mental es la verdadera pandemia del siglo XXI: en el 2019, casi mil millones de personas estaban afectadas por un problema de salud mental. Los suicidios representaron mas de una de cada 100 muertes (el 58% antes de los 50 años)”

Descubre lo que te hace feliz. Define TU suficiente. Y vuelca toda tu energía y tu atención en ello. Siempre habrá detractores. Pero siempre, también, tendrás un ENORME equipo de gente que quiere que tu ganes. A tu manera. En tus tiempos. Como tu decidas. Siendo feliz.

Si ustedes, como yo, están en ese camino de intentar hacer las cosas de manera diferente, les puedo garantizar, que son muchas las personas que piensan como nosotros, que están dispuestas a sumar, a ayudar, y a generar este cambio tan radical que hoy, como sociedad, como empresas, como personas, como organizaciones, necesitamos tanto.

Lo único que puedo decirles es, inténtenlo, definan SU suficiente, y vacíen su energía, sus skills, sus conocimientos ahí, que llegarán a donde QUIEREN llegar, no a donde se nos ha dicho que TENEMOS que llegar.

Brillen, pero con su propia Luz, no sean el reflector de nadie más.

Los leo.

Porro.

6 thoughts on “La estrella que no quiso brillar

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *