Pero… ¡No es mi culpa!

Trabajo en una zona de alta concentración de oficinas corporativas (la manera políticamente correcta de llamarle a un lugar lleno de Godínez) y de un tiempo a la fecha, cuando salgo a comer, me he dado a la tarea de observar y escuchar parte de las conversaciones de la gente que va caminando a esa hora (algunos me dirán metiche, pero me gusta más llamarlo una investigación para poder compartir con Uds.)

Algo que he notado, y que me parece muy relevante, es que la mayoría de la gente se va quejando, con caras largas. Y por lo general, las quejas siempre son contra alguien más: el jefe, los de ventas, los de logística, la compañía que los explota, las condiciones de trabajo, la de contabilidad; siempre aparentemente son víctimas de una conspiración y ninguno de los problemas son culpa de ellos.

Leía a Mark Manson (https://markmanson.net/) y comenta lo siguiente: “La única diferencia entre que un problema sea doloroso o poderoso, es la sensación de que somos responsables de él”. No siempre tenemos control sobre lo que nos pasa, pero SIEMPRE tenemos control de cómo lo manejamos, como nos sentimos, y como respondemos.

Aunque casi siempre, la culpa y responsabilidad vienen juntas (la mayoría de nosotros hemos sido educados así) definitivamente no son la misma cosa. Por ejemplo, una cosa es que me quede dormido y llegue tarde a dar una conferencia, y otra cosa es que se atrase mi avión, y llegue igualmente tarde a la misma conferencia. Aunque en un caso la culpa es completamente mía, y en el otro no, en AMBOS casos soy yo el responsable de corregir dicha situación.

Manson comenta que la culpa es tiempo pasado, y la responsabilidad es tiempo presente. Y me gusta la idea. La culpa viene de decisiones que YA se tomaron, mientras que la responsabilidad resulta de las decisiones que estamos tomando ahora, en éstos momentos, todos los días.

A todos nos encanta llevarnos el mérito y el crédito cuando las cosas salen bien. Es un tema que se ve muy seguido en los trabajos, las personas peleando por ver “quien se cuelga la medalla” por lo que salió bien, independientemente de su colaboración con el proyecto. Pero cuando nos hacemos responsables de NUESTROS problemas, es cuando llegamos al verdadero aprendizaje. Es cuando las mejoras en nuestra vida suceden, es cuando crecemos. “Culpar a otros solamente nos lastima” recalca Manson.

Pero en ésta cultura de victimización, donde nada es nuestra culpa, y por lo tanto debe ser responsabilidad de alguien más, encuentro que uno de los principales temas de la infelicidad es la concepción del éxito, y de cómo decido medirme a mí mismo. Consistentemente, el ser humano, utiliza la comparación contra otros como métrica de su felicidad. Por ejemplo, si tengo más dinero que “X”, soy más feliz, si tengo un mejor coche que “Y”, soy feliz, si mi casa es la más grande de mi grupo de conocidos, soy feliz, si mi tarjeta de presentación dice que tengo un mejor puesto que “Z”, soy feliz.

Es aquí que coincido con Manson cuando dice que “lo que en realidad determina la métrica contra la que nos medimos nosotros mismos, y a los demás, son nuestros propios valores” Y es aquí donde empezamos a ver una enorme gama de diferentes métricas de éxito: La persona cuyo valor es “poder pasear dos horas diarias a mi perro ”, probablemente no sufra si no tiene “X” o “Y” posesión material, pero cuando tenemos valores que son “ser más exitoso que Y” y no lo logramos, es cuando viene la frustración y la infelicidad.

Entonces, si queremos cambiar la manera en la que nuestros problemas nos afectan, y la felicidad que sentimos, tenemos necesariamente que cambiar lo que valoramos, es decir, la manera en la que medimos el éxito.

Lo que me lleva nuevamente a lo que hablaba en la entrada anterior del Blog: Nuestro propósito.

Cuando el propósito es claro, es cuando podemos entonces darle el valor adecuado lo que queremos hacer, a lo que nos mueve, a lo que nos hace felices. La felicidad es responsabilidad NUESTRA, de nadie más. Dentro de todas las decisiones a las que nos enfrentaremos en la vida, probablemente la MAS importante sea decidir ser feliz, y no ceder el poder de nuestra felicidad a NADIE más.

El ser felices por comparación con los demás, nos consume, y nos ahoga. Estar buscando culpables de nuestros problemas, sin afrontar la responsabilidad de cambiar las cosas, nos va haciendo inútiles y víctimas, además de que nos amarga. Encontremos lo que nos hace felices, pero, sobre todo, busquemos diariamente la manera de poder hacerlo en todos los momentos del día.

Quiero cerrar hablando de Bruce Lee, probablemente recordado como uno de los mejores expositores del Kung Fu, además de ayudar a popularizarlo por el mundo. Soy súper fan suyo pues es la única persona que ha derrotado a Chuck Norris, y eso parece casi imposible; y, además, tenía una sabiduría increíble y quiero compartir tres citas suyas:

“I’m not in this world to live up to your expectations and you’re not in this world to live up to mine.”

“For it is easy to criticize and break down the spirit of others, but to know yourself takes a lifetime.”

“The more we value things, the less we value ourselves.”

Me parece que capturan mucho mejor que yo lo que he querido compartirles hoy, que resumiría en:

  1. No vivas para cumplir las expectativas de nadie, solamente las tuyas
  2. Conócete, encuentra tu propósito, y eso te llevará a donde quieras
  3. Nuestros valores definen la felicidad o infelicidad que sentimos ante la vida, valoremos las cosas correctas. Aunque no sea tu culpa, es TU responsabilidad.

PD: Moonens: ¿Qué opinas de las ramificaciones de esto?

17 thoughts on “Pero… ¡No es mi culpa!

  • Cada blog, me gusta más leerte!! Gracias por dejarnos aprender de ti y de tus experiencias!!
    Ya espero el próximo!!

  • No siempre tenemos control sobre lo que nos pasa, pero SIEMPRE tenemos control de cómo lo manejamos, como nos sentimos, y como respondemos! Buena reflection Porro! Me gusto mucho leerlo, abrazo

  • Me encantó, bravo cada vez son más padres; sigue así viendo la vida de esta bella manera llena de positivismo!

  • Esto se parece a la Casa de las Flores ya quiero que pongas el siguiente capítulo
    Felicidades sigue asi

  • Porro, algo común entre las persona en el mundo y aclaro no privativo de mexicanos, es que ni siquiera tomamos responsabilidad sobre nosotros mismos. Es más facil hacer responsable a alguien más, papá gobierno, mamá empresa, el clima y así todo lo demás. Felicidades por esta segunda entrega

  • Anota algo más, lo que comentas es común a todo el mundo. En países como US tanto tienes, tanto gastas para poder verte mejor. Pero es en culturas Mediterránea/Latina donde nos educan a tener miedo a los errores, a llamar “fracaso” abiertamente a algo que no hayas hecho bien (como si alguien fuera perfecto) hace que estemos más inclinados a quejarnos y buscar culpables si no todo nos va bien.
    Como dice el refrán: “no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”, aunque la felicidad sea pasear dos horas al perro, no todos las tienen…

  • Cuando “x” o “y” se cae o se rompe, es muy común escuchar que alguien pegue un grito al sonar de “¿QUIÉN FUE?”, en vez de decir algo como: “Chin, se rompió, ¿quién me ayuda a arreglarlo?”..
    En nuestra cultura es cazar siempre al culpable y nunca asumir responsabilidad… “Total, de que me chingues a mi, que se chinguen a otro”.

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